Sábado 3 de agosto. Anfiteatro de la Ciudad del Agua. 22:30 horas.
Dulzura y autenticidad son las palabras que definen a Marilia Monzón y su voz. La música de la cantante canaria se caracteriza por adoptar un estilo donde destaca la belleza y la sencillez. Tras su paso por OT 2018, la artista ha dado un cambio radical a su carrera artística. Con tintes pop-folk, pero también con sus raíces canarias e influencias de las músicas de Latinoamérica, su último trabajo “Prenderé una velita” ha supuesto la reconciliación con su tierra natal y consigo misma. El resultado, unas bellas y emocionantes canciones que disfrutaremos en su directo desde el Anfiteatro de la Ciudad del Agua.
Marilia Monzón comenzó su carrera con la publicación de varios singles como “Trazando rutas”, “La vida empieza aquí”, “Cruzando el charco” y “Tabaibas”. En 2021 publicó el EP “La realidad” producido por el hispano-argentino Juan Ibáñez y mezclado por el mexicano Eduardo del Águila, ganador de 5 Grammys.
En 2023 llegó su primer disco, “Prenderé una velita” que es un canto a la esperanza, a la cura, al olvido y al amor. Es el recuerdo eterno de las mujeres de la vida de la artista, aquellas a las que en su día vio prendiendo velas en sinónimo de atraer las cosas buenas. El disco ha sido producido por Juanma Latorre (Vetusta Morla) y mezclado y masterizado por el ganador de un Grammy Latino, Nacho Sotelo. Son 10 canciones puras llenas de autenticidad, que destilan un pop-folk en el que predomina la impresionante voz de esta artista canaria que no esconde sus raíces; es más, saca pecho de ellas creando un género musical único, con referencias latinas y ciertos destellos de una parte más electrónica.
Lo dicen claro las propias palabras de Marilia Monzón: “ El disco evoca mucho a mi tierra. De alguna manera, deshice el camino recorrido y volví a casa para componer estas canciones y reconciliarme con Marilia que vivió allí su infancia y su adolescencia, y estar con mi familia y mis amigas de toda la vida. Todas las personas que dejan su hogar y se van a vivir a otro lugar, sufren en algún momento una especie de desarraigo […] Todo este disco, el sendero que he recorrido, ha sido una terapia. Ha sido despojarme un poco de todos eso miedos y todas las cosas que llevaba dentro, y que de una forma u otra necesitaba sacar. Creo que no hay forma más bonita que sacarlas y convertirlas en canciones, y que luego la gente pueda llevárselas a su propio terreno”.