Sábado, 23 de noviembre. Teatro de la Villa. 21: 30 horas.
En 2018, la crítica dijo de «La zanja» y de Titzina que era uno de los mejores espectáculos teatrales que se iban a ver aquel año. y, en verdad, que sigue siendo un espectáculo vivo, que genera interés y aplausos entre el público más exigente porque es puro teatro, con un trabajo actoral excepcional, con una escenografía e iluminación de gran sugerencia y, algo importante, un espectáculo que hace reflexionar.
La Zanja es la historia de Miquel (Pako Merino), un ingeniero de una multinacional que se dedica a la minería, que llega a un pueblo sudamericano para iniciar un proyecto de extracción de oro respetuoso con la vida y la cultura de los habitantes del lugar, y de Alfredo (Diego Lorca), alcalde de la población que está radicalmente en contra de este proyecto que llevará el progreso y el desarrollo económico a la población. A medida que va avanzando la historia, otros personajes, todos ellos interpretados por Lorca y Merino, nos acabarán de dibujar la situación real y cómo la extracción del oro irá transformando la vida, la ética y la voluntad de todos sus protagonistas.
La historia actual se contrapone con pinceladas de otra acción similar ocurrida cinco siglos antes, cuando en 1532, el conquistador español Francisco Pizarro pisó por primera vez lo que hoy es Perú y se encontró con la civilización inca y su emperador Atahualpa. Pizarro, en realidad, iba a la búsqueda del oro de las Indias, que es como se conocía en España a ese inmenso y desconocido territorio de ultramar.
La acción se desarrolla en pleno campo, a los pies de la mina, esa que refleja la escenografía de la propia compañía, un gran felpudo o alfombra, de la que van surgiendo otros elementos que convierten el paisaje en colinas, en pequeños altiplanos del terreno que esconde también el oro. Pero esa zanja sirve, asimismo, para enterrar los remilgos, las vergüenzas, los valores. Y todo eso está sutilmente iluminado por Albert Anglada y Diego Lorca; envuelto en una música de claros aires latinoamericanos, que ha compuesto Jonatan Bernabeu.
Pako Merino y Diego Lorca son dramaturgos, directores e intérpretes del texto. Fundaron TITZINA en 2001, con sede en Cerdanyola del Vallés (Barcelona). Se ha consolidado como una compañía de teatro de creación con un marcado estilo propio, que algunos definen como “sello Titzina”. Un trabajo de periodismo antropológico de entrevistas y convivencias. Investigando, adentrñandose en la vida de otras personas y abordando realidades muchas veces deconocidas para transportar al escenario lo más destacable del ser humano, desde un punto cómico, irónico y a la vez trágico. De hecho, para construir “La zanja” viajaron a Perú y convivieron con mineros de una transnacional, representantes de oenegés y pobladores perjudicados por la explotación de yacimientos a cielo abierto.
El teatro de Titzina tiene como objetivo generar preguntas en el espectador, hacerle reflexionar sobre los asuntos más habituales y a la vez más profundos del ser humano. El sábado, día 23 de noviembre, tenemos la oportunidad de comprobarlo en el Teatro de la Villa, a las 9:30 de la noche.
La entradas pueden adquirirse anticipadamente en el Centro Cívico a partir del jueves y en el horario habitual. En taquilla podrán comprarse desde 1 hora antes de la actuación.