Viernes, 19 de noviembre. Centro Cívico. 21:30 horas
Premiada en los Oscar como Mejor película internacional, como Mejor Película de habla no inglesa en los BAFTA, 4 Premios del Cine Europeo (mejor película, mejor director, mejor actor y mejor guion), en el Festival de San Sebastián reconocida con el Premio al mejor actor y el Premio Feroz de la Crítica, además de múltiples nominaciones en otros festivales, la película danesa “Otra ronda” del director Thomas Vintenbertg es una interesante propuesta del Keaton sobre 4 amigos que creen encontrar en el alcohol la tabla de salvación para las insatisfacciones de su existencia.
Cuatro profesores de instituto se embarcan en un experimento sociológico en el que cada uno de ellos deberá mantener, durante su vida diaria, la tasa de alcohol en su cuerpo al mismo nivel, intentando demostrar de esa manera que pueden mejorar en todos los aspectos de su vida. Ésta podría ser la sinopsis del planteamiento de «Otra ronda». El asunto es que va mucho más allá porque el desarrollo de la película va poniendo en evidencia otras muchas reflexiones: el anverso y el reverso del alcohol, sus insatisfacciones existenciales, el vacío de cuatro hombres que llevan a cuestas la crisis de su masculinidad
Son profesores de instituto y también antiguos e íntimos amigos. Su cotidianeidad es grisácea. Hace tiempo que dejaron de soñar, les abandonó la alegría, solo existe la inercia, el aburrimiento y la resignación ante su trabajo y sus relaciones familiares y sociales, la certidumbre de sentirse solos. Después de una cena etílica y muy divertida se propondrán ingerir diariamente la suficiente cantidad de alcohol en su organismo, con la intención de recobrar la vitalidad, el deseo, la comunicación con las personas que aman y con el alumnado. Quieren desterrar el aislamiento interior, ser creativos, constatar el gozo de vivir.
El alcohol programado les ofrece ese punto, todo parece funcionar, nada les resulta artificioso o vacío. Pero después de los fugaces días de vino y rosas, llegará el caos, el desmadre, las temibles resacas, el mono, la alarmante pérdida del control anímico, el consecuente reproche de su entorno, el vértigo diario, el abandono sentimental, el terror, la factura que deben pagar por su transgresión.
El director danés, Thomas Vinterberg, compone con tanta habilidad las piezas que conforman la historia que resulta difícil no rendirse a su perfecto mecanismo. Por el camino va introduciendo reflexiones sobre la problemática social de la bebida, pero su verdadero hallazgo está en su capacidad de encontrar un punto medio entre la luz y la oscuridad de los personajes sin resultar aleccionador ni demagogo, sino apelando a la humanidad y la empatía, algo que consigue gracias a un espléndido trabajo coral de su cuarteto protagonista.
El final es inesperado y cinematográfica excitante, así que no lo desvelaremos para mantener la incógnita entre quienes se animen a disfrutar de la película.
La cita, a las 21:30 en el Centro Cívico Cultural.