Domingo, 15 de diciembre. Centro Cívico Cultural. 17:00h y 19:00 horas.
Mientras dure la guerra es una película dirigida y escrita por Alejandro Amenábar. El reparto está encabezado por Karra Elejalde, Eduard Fernández, Santi Prego y Nathalie Poza. La película fue estrenada el 6 de septiembre de 2019 en el Festival de Cine de Toronto. Además, fue incluida en la sección oficial del Festival de San Sebastián de ese año.
España. Verano de 1936. El célebre escritor Miguel de Unamuno decide apoyar públicamente la sublevación militar que promete traer orden a la convulsa situación del país. Inmediatamente es destituido por el gobierno republicano como rector de la Universidad de Salamanca. Mientras, el general Franco consigue sumar sus tropas al frente sublevado e inicia una exitosa campaña con la secreta esperanza de hacerse con el mando único de la guerra. La deriva sangrienta del conflicto y el encarcelamiento de algunos de sus compañeros provoca que Unamuno empiece a cuestionar su postura inicial y a sopesar sus principios. Cuando Franco traslada su cuartel a Salamanca y es nombrado Jefe del Estado en la zona nacional, Unamuno acude a su Palacio, decidido a hacerle una petición.
Esta sería esquemáticamente la sinopsis de una película muy recomendable, que hace un complejo y veraz retrato de la España sombría. Como acertadamente dice el crítico Carlos Boyero: ”Amenábar no solo hace un retrato poderoso de Unamuno, ese hombre contradictorio, corrosivo, desgarrado, dubitativo, sincero y honesto. También del taimado Franco y del volcánico Millán Astray. Con Franco, no comete el error de hacer una caricatura. Sería lo fácil con ese fulano de voz atiplada y expresividad tan limitada como ininteligible. Retrata a un hombre ambicioso y calculador, astuto y frío, pragmático y despiadado, con hambre de poder y capaz de todo tipo de maniobras para instalarse a perpetuidad en el trono. Y a un Millán Astray histriónico y colérico, enamorado de la acción hasta límites surrealistas y odiador del intelecto, excesivo en todo, orgulloso hasta el delirio de sus múltiples cicatrices de guerra y de su inquebrantable fidelidad a Franco, el líder que necesitaban los sublevados porque en su mesiánica relación había constatado que poseía el don más preciado, algo divino llamado suerte. No existe grandilocuencia ni maniqueísmo en el planteamiento y el desarrollo de esta historia trágica. Tampoco está forzada la emoción. La sobriedad que muestra Amenábar está muy pensada”