Viernes, 18 de noviembre. Centro Cívico. 21:30 horas
“Titane” obtuvo en el Festival de Cannes 2021 la Palma de Oro a la mejor película y en el Festival de Toronto el Premio del Público. No acaban ahí sus premios y múltiples nominaciones en los Premios Baftha, en los NBR, los César, los Gaudi, entre otros, lo que viene a significar el valor de esta obra que, en principio, puede resultar desconcertante por osada, violenta, excesiva y llena de matices.
“Titane” no es una película fácil y en ello quizá radique gran parte de la fascinación que ha producido en el público y en la crítica. ¿Terror? ¿Cuento fantástico? ¿Thriller? ¿Tragedia? No está claro su género, aunque tal vez los sea todos a la vez.
En “Titane” se cuenta la historia de una mujer sin otra identidad que su voluntad de ser alguien que no es, de abandonar todo lo que fue y de dar a luz a un ser invulnerable. De titanio incluso. En la primera escena, una niña tiene un accidente y es operada en la cabeza. Se le implanta una placa de titanio. Acto seguido, la actriz protagonista de gesto hipnótico, Agathe Rousselle, baila en un tugurio, mata, practica el sexo con un camión, vuelve a asesinar, huye, se disfraza de hombre, se hace pasar por el hijo perdido hace décadas de un bombero, interpretado magistralmente por Vincent Lindon, y, por fin, descubre algo parecido al más tierno de los cariños. En definitiva, lo que podría llamarse una “odisea de la identidad”.
El titanio del título de la película hace referencia a la placa que la andrógina protagonista lleva en su cabeza y cuya cicatriz, la directora Julia Ducournau convierte en el símbolo de un cerebro averiado y enajenado. Cuesta no taparse la cara ante muchos momentos “gore” de Titane, pero también cuando una melena se enreda en el piercing de un pezón o cuando la protagonista, cuyo erotismo solo entiende de coches, sangra combustible. Cuesta entender que una joven con una placa de titanio en la cabeza se quede embarazada de un coche o que se convierta en una asesina en serie, que en su huída se haga pasar por un chico desaparecido… Todo ello la convierte en una película transgresora, radical y controvertida que es necesario ver para comprender cómo se puede usar el terror para contar una historia de amor con imágenes totalmente desprovistas de prejuicios.
Sin lugar a dudas, una película provocadora y original, que podrá verse el viernes, 18 de noviembre, a las 21:30 horas, en el Centro Cívico Cultural.