Viernes, 25 de noviembre. Centro Cívico. 21:30 horas
“Alcarrás” obtuvo el Oso de Oro a la Mejor Película en el Festival de Cine de Berlín y en 2023 representará a España en los Oscar. Emocionó al púbico en el Festival de Málaga con su presentación fuera de Concurso y en los Premios de Cine Europeo tuvo hasta 3 nominaciones. Todo ello da la medida de que se trata de una película muy reconocida, pese a estar interpretada por gentes de los alrededores de Lleida, donde discurre la aventura de una familia que ve cómo se desmorona su vida. La mano maestra de Carla Simón ha sabido componer una película humanista, comprometida y de elemental belleza.
La película cuenta la vida de la familia Solé. Un verano, el abuelo deja de hablar. La razón es que están a punto todos, las tres generaciones Solé, de ser despojados de la tierra que ocupan y en la que plantan melocotones, cazan conejos, brasean caracoles, se gritan, se empujan en la piscina, ríen a oleadas, hacen llorar al abuelo con una canción antigua, bailan La patrona y, los más pequeños, juegan a la guerra, que, como dice uno de ellos, «es muy dura» : Esta sería la pequeña sinopsis de “Alcarrás”, la película ganadora del Oso de Oro de Berlín y que va a representar a España en los Óscar de 2023.
La historia de España no puede entenderse sin comprender la relación con la tierra. La tierra siempre ha estado presente en todo conflicto territorial, social, económico, político. Pues bien, Carla Simón, que es una directora humanista y amante de la tierra, ha situado su historia en el plano más humano e íntimo: la desmembración de una familia arraigada a un lugar, a unas raíces, a una forma de vida que llega a su fin porque sus legítimos propietarios quieren explotarla con placas solares.
Y Carla Simón lo ha hecho no sólo con la intención de contar la historia sino que, en la línea del neorrealismo italiano, quiere captar lo más íntimo, los personajes de carne y hueso, la emoción humana y la naturalidad, trabajando con actores no profesionales a cuyos rostros y actuaciones ha sabido sacar sugerente voz propia.
La película es preciosa y puede leerse desde muchos puntos de vista: la de la reivindicación del oficio del campesinado tradicional, la del retrato de la crisis de una familia ante un dilema moral, la reflexión sobre cómo el progreso borra los rastros de la historia, pero también el placer del trabajo comunitario, las reuniones familiares, los juegos infantiles en el huerto del vecino, etc. Una película que, por decirlo de algún modo, invita a resistir.
La cita, el viernes, 25 de noviembre, a las 21:30 horas, en el Centro Cívico Cultural.